miércoles, 12 de septiembre de 2007

Hace quince años


Sábado 12 de Septiembre. 1992. Luego de compartir un momento con los amigos y compañeros de la universidad, cerrando con su respectivo pollito a la brasa con papas fritas en la Av. Primavera, vuelvo a casa. En Lima va cayendo la noche acompañada del agradable vientecillo que anuncia la paulatina despedida del otoño y la inminente llegada de la estación del amor y la alegría: la primavera. Epoca en la que el cielo limeño del eterno color gris panza de burro se deja acariciar por el azul celeste de los cielos donde el sol gobierna en todo su esplendor y en consecuencia los atardeceres se hacen hermosos, especialmente si uno tiene la posibilidad de verlos desde el malecón, donde el sol se refleja en unión imperdible con el Océano Pacífico.

Luego de un duchazo, me planto frente al televisor. La tv por cable es algo aún desconocido por la mayoría de peruanos, y en consecuencia hay que arreglárselas con la programación local. Lo más rescatable: una pelea de box. Macho Camacho defiende su corona y el reto promete estar interesante. De repente, a mitad de la pelea, una interrupción. "Flash de último minuto". Ufa, pensé, y ahora donde fue el atentado o a quien habrán matado. Después de todo los flashes aquellos nunca traían buenas noticias. Al menos no desde hace larguísimos doce años.

Pero esa noche sí. Aunque la noticia era demasiado buena para creerla. "Cayo Abimael Guzmán". Incredulidad, escepticismo. Nahhh, es demasiado bello para ser cierto. Pero hoy no es día de los inocentes, como puede ser que ... "Más detalles en breve". ¿Será verdad? La pelea continúa pero apenas si le presto atención. Sólo miro una y otra vez el pequeño cintillo que corre debajo de la pantalla una y otra vez con la noticia "Fue apresado el cabecilla de la banda terrorista Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, hoy en Surquillo. Más detalles en breve". Una y otra vez...

Los pensamientos vuelven entonces la mirada atrás. De un modo muy rápido y violento. Como fue toda esa década previa. Violenta. Y se recuerda aquellos inicios de los 80's donde a lo lejos llegaban las noticias de pequeño brotes de violencia 'de campesinos', allá a lo lejos, en Ayacucho. Imposible olvidar la matanza de 8 periodistas en Ucchuraccay, en enero del 83. Imposible para mí, porque cuando ví aquellas escenas impropias para un niño, me descubrí teniendo pesadillas toda la bendita noche viendo una y otra vez los cuerpos maltradados de aquellos hombres. Sin darse cuenta, el inicio del proceso de volverse insensible. Del espanto de aquellas primeras planas que hablaban y mostraban muertos por atentados terroristas, a la inadmisible pero inevitable realidad de verlo como una costumbre en el medio de comunicación que fuera. Pasar a formar parte de la generación que creció en medio del terror. Entre bombas y apagones, entre torres dinamitadas y hoz y martillo brillando en la loma de los cerros que rodean la capital, entre crisis e ineficacia para hacer algo.
El recuerdo lleva a ver como poco a poco aquellos atentados, aquella sangre, aquella violenta, se acercó de forma inexorable a la capital. Y entonces sí, finales de los ochenta, los limeños empezamos a sentir en carne propia lo que nuestros compatriotas de la sierra venían sufriendo desde hace muchos años. Y entonces, el terror, el miedo. Y pum, el salvaje atentado al Canal 2. Y entonces el desconcierto, la inseguridad en grado pleno. Y re pum, el brutal atentado de la calle Tarata, en el mismísimo centro de una de las zonas más visitadas de Lima que remeció los cimientos de mi casa, cercana a la zona, que destruyó los sueños de muchas personas que murieron aquel 16 de julio del 92, que nos sumió en la más terrible sensación de abandono, con la paranoia al máximo, sin saber si el auto junto al cual cruzábamos o el paquete de basura a las afueras de la casa de al lado, eran en realidad artefactos que traían consigo muerte y destrucción.

Tantos recuerdos... imposible meterlos todos en tan pocas líneas...tanto dolor... por eso resultaba imposible creer que de repente la luz se abría en medio de la oscuridad, el caos y el terror.

Pero era verdad. Guzmán había caído. Y aquel 12 de septiembre fue el inicio del fin para él. Y fue un día de recogijo. No sé si de fiesta pero sí de alivio. Recuerdo al día siguiente las banderas peruanas flameando en los techos de las casas, como si fuera un 28 de Julio. Recuerdo los comentarios de la gente. Recuerdo que ese domingo 13 fue especial, como nunca y después de mucho tiempo la gente sonreía a mandíbula batiente. Sí, era alegría y si no lo era, pues era alivio.
Ya después el Perú volvería a enfrentarse a sus cuitas. Otra vez se sentaría cual mendigo en un banco de oro como lo retrató Raimondi. Los problemas de cada día seguirían igual. Con sus (des) gobenantes y políticos que hacen de la política un enredo del cual los griegos estarían avergonzados. Hasta con rebrotes aislados de una violencia terrorista que, derrotada, se alió al narcotráfico de la selva peruana. La esperanza y la frustración volverían a turnarse.

Pero ese día fue especial. Al menos para mí. Porque suspiré. Y en ese suspiro boté doce larguísimos años de bronca, impotencia, miedo y dolor. Era justo y necesario.

Y sí, al día siguiente, en medio del gris del cielo limeño marca registrada, más alegre que nunca, se animó a salir el sol. Y que curioso, ese día, también suspiraba y sonreía, como yo.

7 comentarios:

ItoCuaz dijo...

Lei sobre el caso de Uchuraccay, sobre los ocho periodistas, sobre Abimael Guzmán y, claro, de todo aquello que significó Sendero Luminoso en Perú... Me parecía tan extraño, cómo mezclaban el comunismo maoísta con anarquismo, cómo se hacían ver y escuchar por medio de la violencia. Sinceramente sé poco de Sendero Luminoso, pero creo que esta es la primera vez que sé algo de Sendero Luminoso por medio de un peruano cercano a mí.

Sábes? Nunca entenderé los procesos de guerrilla en Latinoamerica, son tan difusos... Desde las FARC, Sendero Luminoso, Tupac Amaru hasta el EZLN y el EPR. A veces creo que son la respuesta a las medianeces de nuestros gobiernos pero, aquella respuesta se me cae cuando más que ser un movimiento justo, comienzan a utilizar la violencia para hacerse los escuchados... Justo esta semana, el EPR(un grupo guerrillero del sur del país, que nadie sabe que putas quieren, que reclaman...) hizo explotar 12 ductos de gas. El resultado: 11 Estados fueron afectados, pérdidas por cientos de millones de dólares y, claro, gente que perdió el trabajo(y el salario) por una semana... Todo porque el EPR está en contra de lo que llama "La guerra sucia del gobierno mexicano contra su pueblo". ¿No es absurdo? Estos movimientos ya no tienen sustentos ideológicos, sólo es guerrear por guerrear, para ver que sale, como bien sabemos hacerlo los latinoamericanos... Siempre a la "ahí se va...", o como decimos nosotros "A la viva México".

Un saludo!

Pedro Ramírez P. dijo...

tal cual amigo ito...cuando dices reivindicar al pueblo, matando y afectando al pueblo...mi entendimiento llega al punto de asumir que...o no tiene lógica, o embrutecí de repente...
un abrazo

Sol dijo...

Me has hecho recordar esos terribles años Pedro, cuando el terror y el miedo eran cosa de rutina, cuando, como lo describes perfectamente, todos los carros, sobres, y hasta niños eran sospechosos. Ahora me resulta increíble haber vivido así, con masking tape en las ventanas, sabiendo exactamente qué hacer, porque me lo explicaban en el colegio y en la radio y en la tele, si explotaba alguna bomba en la calle. Las evacuaciones del colegio por amenaza de bomba. Frente a mi colegio vivía el presidente de la cámara de senadores, y yo tenía que pasar junto a varios tanques y soldados armados para entrar al cole, y era normal... increíble.
Al igual que tú, la imagen de gente torturada, no sé quiénes eran, no sé cuántos años tendría yo, quizá 9, me traumó por mucho tiempo.

Leí lo de los 12 ductos de gases Ito, wow. Realmente... qué es lo que quiere esta gente? Como bien dices, no tienen ideología, la cosa es quejarse nada más por medio de la guerra. Qué triste.

Me gustó tu relato Pedro, me hizo volver en el tiempo a un tiempo no muy bueno, pero... vivido. Al menos uno aprende a apreciar la paz y tranquilidad de la vida diaria.

Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

Mientras se materializan las Utopías, al menos casos como lo de la captura del Sr. Abimael Guzmán se constituyen en verdaderos oasis en el desierto en el que han convertido los políticos a nuestras naciones.

Saludos,

Carlos

Franziska dijo...

Volvió la esperanza al corazón de la gente. Por fin se podría ver la luz al final de aquel largo y tenebroso túnel.

Estos seres sedientos de sangre que pretenden arreglar el mundo son todos iguales: monstruos de avaricia y poder y de esta catadura se han producido muchos a lo largo de la historia. No les importan nada los pueblos que dicen van a liberar de sus cadenas. Y lo que resulta más sorprendente es que consigan que otros hombres les sigan, les obedezcan y les crean.

Gasper dijo...

Hay fechas que por su importancia y significancia deberían ser universales.

Todos hemos pasado nuestras épocas difíciles, oscuras, y es un gran ejercicio hacia el futuro no olvidar todo lo sucedido, por más que no nos haya tocado directamente.

Abrazo lleno de alegría por aquel sol brillante que sigue siendo, pese a todo, el mismo de hoy

YEL dijo...

Por lo que he leído el ETA y el IRA no tenían, al menos en los últimos años, el apoyo de los pueblos por los que, afirman, luchan o luchaban. Pero siempre tuve curiosidad por preguntarle directamente a un colombiano, peruano o salvadoreño cómo veían sus pueblos a sus guerrilleros. En años recientes me he enterado del horrendo reclutamiento forzoso y adoctrinamiento de niños en esas luchas (que creo sucede también actualmente en África).

Sobre la pregunta de Ito y Sol: ¿Por qué siguen luchando en Latinoamérica sin sustento ideológico? Una conjetura ligera (que no he investigado para sustentarla): No sería que desafortunadamente existen ya varias generaciones (en unos países más, en otros menos) que nunca conocieron otro oficio que ser guerrilleros, y no se visualizan o no saben vivir – y ganarse el sustento - de otra forma? De ser cierta, los planes de tregua y pacificación deberían prever cómo incorporar los antiguos guerrilleros a la sociedad.

Abrazos.